¿Qué está pasando con la neutralidad de red?

 Es una pregunta que merece diferentes respuestas según el lugar en que nos encontremos.

Empecemos por los Estados Unidos que fue el lugar donde se acuñó el término hace más de una década, y donde más ríos de tinta han corrido tanto a favor como en contra de esta idea.

Pese al impulso con que cuenta esta idea en dicho país, nunca pudo implementarse una regulación en forma efectiva para que dicho principio pueda ser aplicado en forma total en dicho país. Las razones deben encontrarse en los diferentes cuestionamientos judiciales que han venido siendo planteados con éxito por los diferentes proveedores de servicio de acceso a Internet (ISPs) y de esta manera no permitir al ente regulador, la FCC, poder desplegar en plenitud su política al respecto.

El último pronunciamiento judicial de principios de año ha sido aprovechado por uno de los principales ISPs para desafiar la estructura tradicional bajo la cual se venía desarrollando el negocio de acceso a Internet, y decidirse a cobrarle a un gran proveedor de contenidos para que su tráfico no se vea afectado en su recorrido en la red de este proveedor hasta el cliente final. Es lo que se conoce como el acuerdo de Netflix con Comcast.  Ante esta situación que ha motivado también a otros proveedores de acceso a cobrarle a otros proveedores de contenidos o aplicaciones que necesitan una red con suficiente ancho de banda para que sus clientes tengan una buena experiencia de consumo.

El ente regulador cuenta con herramientas legales adecuadas para evitar que los proveedores de acceso sigan celebrando estos acuerdos de carriles rápidos o preferenciales mediante la calificación de la actividad como common carrier, equiparable a la noción de servicio público.  

Sin embargo la FCC parece haber optado por propiciar este tipo de acuerdos conforme se desprende de los borradores de la regulación a ponerse a discusión pública en las próximas semanas, donde se incorporará la noción de razonabilidad comercial como límite ha superar para permitir estos acuerdos de tratamiento preferencial de tráfico en las redes de los ISPs, y que serán analizados caso por caso en forma ex post. En consecuencia se establecerían dos tipos de Internet, una común que opera bajo el parámetro de los mejores esfuerzos y otra que tiene un trato preferencial con un reconocimiento de nivel de servicio con parámetros garantizados y por la cual deberá pagarse un precio adicional. 

Por su parte la Unión Europea supo reconocer en el paquete de telecomunicaciones a la neutralidad de red aunque con la opción de contar con servicios específicos o especializados que permitan contar con una Internet diferenciada atento las necesidades de tráfico con que deben contar dichos servicios.  Aunque para prestar dichos servicios especiales se debe garantizar un nivel de servicio a la Internet común conforme a parámetros mandatorios a ser definidos. Sin perjuicio que esta normativa continental puede ser motivo de retoques y aún de alguna alternación cuando se incorporen a las legislaciones locales de los países miembros, cabe destacar que tanto Holanda como Eslovenia ya cuentan con leyes que propiciaban la neutralidad de red con anterioridad a esta norma europea. Asimismo Noruega estableció procedimientos de autoregulación para los propios operadores de Internet no siendo necesaria regulación aplicable.

Con contadas excepciones en nuestro continente, como Chile que fue el primer país en el mundo en sancionar una ley de neutralidad de red, Colombia y recientemente Brasil con la sanción del marco civil de Internet, no ha resultado una temática que formará parte de la agenda pública de los gobernantes.  Dicho desinterés resulta paradójico frente a las estructuras de mercado cuasi monopólicas que presenta el acceso a Internet por la mayoría de los países de la región y por ende el inminente riesgo de imposición de prácticas discriminatorias.

La reciente cumbre de San Pablo sobre gobernanza de Internet preveían la puesta en la palestra pública de la neutralidad de red, por cierto bajo un criterio mucho más puro y estricto que el que pretendería imponer la probable regulación en los Estados Unidos.  


Sin embargo el documento documento que sintetiza la posición de NetMundial 2014 sobre gobernanza en Internet no puede dar muchas pistas sobre el alcance que se recomienda imprimir a la neutralidad de red, dado que este tema tan importante ha merecido solamente una mención marginal.

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